Causas y consecuencias de la malnutrición en la tercera edad

Malnutrición en adultos mayores

La alimentación adecuada durante la tercera edad es tan importarte como la de los primeros años de vida. Los ancianos están considerados como parte de la población con riesgo de padecer malnutrición.

Hay multiplicidad de razones por las que se puede llegar a esta condición, una de las cuales es el desconocimiento de las nuevas necesidades del organismo. Acorde pasan los años, el cuerpo sufre cambios fisiológicos que alteran el metabolismo de los alimentos y la nutrición en forma directa:

  • Pérdida de piezas dentarias que afectan a la masticación.
  • Disminución de la secreción de saliva y consecuente dificultad para tragar.
  • La sensación de gusto también suele perderse en alguna medida, situación que se refleja en el decrecimiento de las llamadas “ganas” de comer algo que antes gustaba mucho. De este mismo modo, el cansancio corporal, la fatiga y el desgano, conjugado con la menor intensidad de las sensaciones de gusto y olfato, a la hora de alimentarse resulta en dietas monótonas, que alteran el comportamiento alimenticio: comen menos cantidad, con menor frecuencia, pierden el hambre o sufren anorexia.
  • Menor capacidad de absorción de los alimentos, porque se alteraron las funciones del páncreas, los riñones, la microbiota intestinal y estomacal, a causa del natural envejecimiento o el uso prolongado de medicamentos recetados para enfermedades crónicas.
  • Cambios en el Sistema Nervioso: pérdida de neuronas, alteraciones de la memoria, desorientación, depresión.
  • Tendencia al aumento de la presión arterial.
  • Tendencia a la diabetes cuando, por el envejecimiento, el páncreas comienza a secretar insulina en forma deficitaria.
  • Las sensaciones de hambre y sed menguan.
  • La ingestión prolongada o crónica de algunos medicamentos alteraron la absorción de los alimentos o provocaron úlceras que limitan lo que las personas pueden comer.

Todas las personas de edad avanzada deberían revisar su dieta con un nutricionista. Es común que los más viejos piensen que, si no tienen ninguna enfermedad, entonces pueden seguir alimentándose como ellos crean adecuado. Un pensamiento frecuente es: “toda la vida comí así, no hay razones para cambiar ahora”; un bienestar del momento, puede estar enmascarando posibles afecciones futuras que podrían evitarse con tan solo llevar una dieta adecuada.

Consecuencias de la malnutrición en adultos mayores

Las consecuencias de la malnutrición en la tercera edad son variadas:

  • Aceleración progresiva de la degradación de los órganos y sus funciones.
  • Fatiga.
  • Anemia. También causada por hemorragias intestinales, que pueden aparecer por el uso crónico de antiinflamatorios, algunos corticoides y otros medicamentos.
  • Pérdida de peso.
  • Fracturas y restauración ósea deficiente, porque se altera el metabolismo del calcio.
  • La reducción del ácido fólico y las vitaminas del complejo B empeoran los cuadros de demencia.
  • El déficit de vitamina la K , que interviene en los procesos de coagulación de la sangre, aumenta las posibilidades de hemorragia.
  • Depresiones.

7 hábitos para una buena alimentación en la vejez

Buenos hábitos alimenticios aconsejables para una persona de edad:

  • Disminuir los excesos de azúcar, sin suprimirla por completo.
  • Evitar las grasas animales, sin que eso le signifique suprimir las carnes y huevos de su dieta, ya que éstos aportan nutrientes necesarios al cuerpo.
  • Consumir frutas y verduras crudas: 3 a 4 porciones de verduras y 3 a 5 frutas al día (serían cantidades ideales). Son alimentos ricos en antioxidantes, minerales y fibras, favorecen la digestión.
  • Comer diferentes alimentos durante el día, varias veces al día.
  • Reducir el contenido de sal en las comidas.
  • Un buen desayuno aporta energía para comenzar el día: se recomienda incluir cereales, miel, frutos fresco y secos.
  • Visitar al dentista: es importante cuidar la salud delta, ocuparse de poder masticar y comer con los menores inconvenientes posibles.

Hay que tratar de disfrutar de lo que está comiendo y preparar recetas sencillas, que no requieran un esfuerzo, evitando así perder las ganas de cocinar.

Las depresión puede llevar a cuadros de malnutrición y visceversa, la malnutrición puede influir en cuadros de depresión: busque apoyo social, manténgase activo, haga ejercicio o alguna actividad placentera.

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